Carlos Oliva, en su Nueva repetición sobre el ensayo, señala, como se ha señalado con anterioridad, que este no es un género, sino apenas un borrador, una forma de escritura desordenada y en crisis.
El ensayo no es un género, sino la imposibilidad de un género. El único límite del ensayo, es mantenerse en el perímetro de los géneros, sin convertirse en uno de ellos.
Aclaro que este mínimo acercamiento a lo que es un ensayo, lo estoy realizando con el mayor de los respetos, y bajo la premisa que tan sólo soy una arquitecta y no una doctora en letras.
Y sabiendo mis flaquezas con el uso del lenguaje fue que a finales del año pasado me inscribí en un taller titulado Argumento y Diálogo. Cómo podrán adivinar todo lo escrito aquí sobre lo que sí es un ensayo lo aprendí ahí.
En dicho taller, mi maestro hizo referencia a que el ensayo es una improvisación, es también un ejercicio que intenta borrar lo establecido, y es esta justamente la razón por la cual se ensaya. Señaló que este se balancea displicente entre las imágenes y los conceptos. El ensayo no puede ser calificado de ficción, pero tampoco puede ser ubicado dentro de los discursos verósimiles y verdaderos que consagra la escritura y la oralidad. El ensayo es pues, un punto de vista subjetivo del autor.
El ensayo argumenta, citando a otros autores y poniéndolos a la misma altura que él. Con ellos se dialoga, se discute, se puede estar de acuerdo, pero también se puede diferir en absoluto.
Y es justamente, por estas últimas ideas, por las que seguramente, los que tenemos el privilegio de ser docentes y catedráticos, solemos poner a nuestros alumnos a realizar ensayos. Lo hacemos sin saber claramente qué es, pero teniendo la intuitiva idea de que, al escribirlo, los alumnos podrán aporta sus puntos de vista en una libertad total.
Otra causa por lo que en particular me gusta solicitar ensayos, es porque estando mis alumnos (van comenzando la carrera de arquitectura) en una edad en la que les encanta rebatir las ideas de todo adulto, me da por pensar que así tendrán la oportunidad de realizarlo, de manera (aunque sea un poquito) "académica". Y debo decir que algunos, lo logran bastante bien. Es bastante interesante ver como no están de acuerdo con todo lo que se les enseña, así lo haya dicho el mismísimo Le Corbusier.
Y ya para terminar, les sugiero que escuchen los siguientes ensayos, publicados en septiembre del 2008, en la revista Letras Libres, sobre Tres maneras de perder el tiempo . En particular, me gustó el de de Vivian Abenshushan...
http://www.letraslibres.com/index.php?art=13254&coment_vertodos=1
diana blanco
Checa "De eso se trata" de Juan Villoro. Es una colección de ensayos, una excelente aproximación a autores que uno no ha leído, con el riesgo, claro, que gracias a lo dicho por ensayista, desistamos de leer a tal autor por noostros mismos. Me pasó lo contrario con Villoro, que aunque critica rico, se me antojó leer a los autores que no conozco. Los que si conozco, me gustó poder apreciarlos desde otra visión y descubrir cosas que yo no imaginaba.
ResponderEliminarOtra idea que tengo. No creo que el ensayo no tenga género, su género es "ensayo" y ya. Así lo he leido, pero no recuerdo la fuente. El libro que les recomiendo de Juan Villoro denota lo que un buen ensayo debe tener: investigación sobre el texto (contexto histórico, geográfico, corrientes de moda), investigación sobre el autor (familia, religión, afiliaciones, enfermedades, etc) e investigación sobre otros ensayistas sobre el mismo texto o autor. Villoro logra todo esto, contrapone ensayistas, explica personajes de acuerdo a conocidos reales del autor, a sus propias vivencias. En fin, es un trabajo de investigación histórico, además de literario y biográfico. Me encantan los ensayos y SI dejo ensayos a mis alumnos también, por la misma razón que Diana: que saquen las ideas de su ronco pecho.
ResponderEliminar¡Gracias Marcos!, ahorita mismo busco el ensayo de Villoro.
ResponderEliminar